30 may 2009

Serás Scouter



Serás Scouter
Si quieres, serás Scouter. Tal vez no hoy ni mañana, sino cuando llegue la hora.
Cuando tu vida sea recta como un tallo de junco y sencilla como el canto de una alondra.
Un Scouter no es aquel que quiere mandar, dirigir, imponerse.
Ni aquel que da ordenes para hacerse obedecer.
Ni el que prohíbe o permite; el que censura o alaba; el que premia o castiga.
Un Scouter es mucho más.
Un Scouter es el que sin quererlo ni saberlo, atrae hacia él a los demás. Es aquel cerca del que nos vamos a sentar.
Es al que escuchamos y seguimos porque descubrimos que hay en él una fuerza que nada puede destruir; que su vida es recta y sus acciones sencillas.
Siempre el mismo, sencillo, como su mirada, tranquilo que parece venir de muy lejos e ir más lejos aún, hasta el fondo de los corazones y más allá del horizonte.

Un Scouter...
Que bueno sería tener un Scouter cuando estamos cansados.
Alguien que nos ayudara a decidir y al que pudiéramos seguir.
Pero los Scouters son pocos. Al menos aquel en el que se puede confiar.
Si quieres serás Scouter.
Si quieres, serás Scouter. Tal vez no hoy ni mañana, sino cuando llegue la hora.
Cuando tu vida sea recta como un tallo de junco y sencilla como el canto de una alondra.

Internet.

26 abr 2009

A divertirnos!

Una nueva temporada comienza, el mismo sentimiento que he sentido los ultimos 10 años recorre mis pensamientos, una mezcla de alegria, miedo, suspenso, inquietud y ansiedad , es como un futbolista la noche antes del Clasico, esperando que el arbitro toque el silbato para demostrar todo por lo cual se ha preparado toda su vida... y ganar!
Volver a ver el patio de nuestro querido Colegio (en mi caso ingrese cuanto tenia 5 y sigo ahi) llenos de niñ@s, adolecentes y jovenes ansiosos por empezar, algunos ya saben la pelicula, otros que por primera vez van tienen sus rostros llenos de miedo, si supieran en lo que se van a meter!!!, si yo hubiera sabido en lo que me iba a meter aquella tarde por junio de 1993, de esos unos pocos recordaran este dia por el resto de su vida...Recibiremos muchach@s de diferentes personalidades, pero por experiencia se que solo mas callados, solos y timidos se quedaran, en el camino iremos dejando a los "sabidos" y "relajosos", exceptuando a algunos que se nos prendieron como garrapata...
Para los dirigentes en especial para los flamantes recien ascendidos al primer plantel: recuerden que estamos aqui porque nos gusta, vamos cada sabado a divertirnos!!!, a reir con los muchachos y con nuestros amigos, vamos cada sabado de la misma forma que van los chicos, a pasarla bien, no permitamos que eso cambie!, si empezamos a ir por obligacion o porque firmamos un compromiso entonces nuestros dias estan contados, reflejemos alegria a los muchachos, juguemos con ellos!, seamos parte el Gran Juego Scout y veran como es muy facil enseñar a ser buenos ciudadanos.
Se que todos estan con mucho entusiasmo y lo han manifestado en los diferentes mail toda la semana, ahora toca continuar y seguir con el mismo entusiasmo duranto todo el año, dejemos nuestros problemas personales en la casa de Elias en la entrada al colegio, y no permitamos que ningun dirigente, padre de familia o muchacho tal vez nos quite la alegria y el entusiasmo con que hemos asistido a divertirnos!!! Si lo hacemos bien tendremos un pasado lleno de gratos recuerdos, un presente exigente, aventurero y divertido y un futuro lleno a amigos.
Recuerden que pasamos nuestros sabados con el futuro.... los muchachos.
Buena caza....

Osochungo...

14 abr 2009

La batalla de ‘Superman’

No pude contener las lágrimas y le di un fuerte abrazo que para mí duró eternamente. Luego besé a su hijito y nos despedimos.

A las tres de la tarde se oyeron voces de desesperación. Una madre con toda su ropa mojada irrumpió en la emergencia llevando en sus brazos a un niño de 4 años, completamente desvanecido y a las claras con un cuadro de cianosis (piel morada) muy acentuado. Se indicó a la madre el cuarto de super emergencia. Llorando nos explicó que el niño se había caído a la piscina de su casa y que ella se dio cuenta después de algunos minutos, cuando encontró el cuerpecito de su hijo en el fondo de la piscina, sin mostrar movimiento alguno. Su nombre, Juanito.
Inmediatamente se activó el equipo de emergencia. Existe un axioma irrefutable: el aire es vida. Pero en el caso de Juanito, los pulmones estaban repletos de líquido que impedía que el aire llegue a los alveolos, que es donde se produce el recambio de oxígeno con la sangre.
El anestesiólogo intubó en pocos segundos al paciente para tener una vía de aire con el fin de extraer el líquido de los pulmones y entregarles oxígeno. Los residentes colocaron una vía en la vena para administrar medicamentos y fluidos intravenosamente; simultáneamente, la enfermera puso una sonda en la vejiga como medio más sencillo de controlar la cantidad de líquido que estaba circulando en el cuerpo del niño. Otro residente fijó los electrodos del monitor cardiaco en el pecho del paciente y prendió el equipo. Para preocupación y tristeza de los médicos, la pantalla mostraba solo una línea plana, que indicaba que había un paro cardiaco. Con los pulmones cerrados y el corazón parado, el niño prácticamente estaba muerto.
Pero la batalla recién empezaba. Los niños tienen más capacidad de resistir la anoxia de los tejidos que los adultos, sin que esta cause daños irreversibles, lo que nos alentó a dar una lucha sin cuartel. La clave de todo era una información que no teníamos: cuánto tiempo el niño estuvo sin respirar desde que se hundió en el agua de la piscina hasta que llegó al hospital. La residencia del niño estaba muy cerca del hospital, por lo que calculamos que, en el mejor de los casos, el tiempo transcurrido era de ocho a diez minutos, tiempo en que usualmente no ofrece posibilidades de reanimación.
Todos pensábamos, sin hablar, “es un niño y con la ayuda de Dios tiene una pequeña posibilidad”. Con el tubo endotraqueal unido a un respirador, los pulmones de Juanito empezaron a recibir el aire vital mientras que los residentes, turnándose cada cinco minutos para conservar la efectividad de las maniobras, se preocupaban de dar masaje externo al corazón. Cuatro compresiones del tórax y una insuflación de oxígeno es el ritmo que se lleva en las maniobras de RCP (Resucitación Cardio Pulmonar). Luego de cinco minutos de masaje cardiaco, la línea en el monitor se mantenía plana; el anestesiólogo solicitó adrenalina y con una aguja apropiada la inyectó directamente en el corazón. Inmediatamente, el gluconato de calcio fue administrado por vía intravenosa. El corazón no respondía y la línea se elevaba en cada compresión del corazón, solo para demostrar que el masaje estaba siendo efectivo. Se interrumpió el masaje y la respiración artificial para dar paso al primer choque eléctrico con el desfibrilador. Juanito se contrajo totalmente, arqueando su espalda sobre la mesa; pero la línea seguía plana. Cada ciertos minutos se repetían los mismos procedimientos sin obtener respuesta.
Todos los médicos tenían, en su cabeza, la gran pregunta: si el corazón respondía en algún momento, ¿cómo quedaría el cerebro? ¿Se convertiría Juanito en un vegetal humano o viviría con un grado de discapacidad que nos recordaría siempre que no debimos luchar tanto por su vida?
Casi a los veinticinco minutos de haber intentado revivir a Juanito, el jefe del equipo decidió suspender todas las medidas de resucitación. Se había hecho lo posible y no se había tenido éxito. Yo estaba recostado sobre una esquina del cuarto y veía con pena cómo todos los médicos se iban retirando angustiados por la derrota, cuando un rayo de luz me iluminó y ordené: “Por favor, el último intento con el desfibrilador y nos vamos”. Tomé por primera vez las paletas del mismo y, colocándolas en el pecho de Juanito, ordené la descarga eléctrica. El cuerpo de Juanito se volvió a retorcer y, para sorpresa de todos, la línea plana empezó a tener forma de latidos, al comienzo lentos, luego muy lentos, para inmediatamente tomar un ritmo casi normal. Nadie festejó el retorno del corazón a su latido normal porque sabíamos perfectamente que las posibilidades de recuperar un niño normal eran muy remotas.
Juanito permaneció casi treinta días en terapia intensiva. Las primeras dos semanas, con sus pulmones conectados a un respirador artificial. El problema era lograr que respire solo. Durante dos semanas, los primeros intentos fueron en vano, pues Juanito no quería respirar por sí mismo; por eso era conectado reiteradamente hasta hacer un nuevo intento. Por fin, a los veinte días, Juanito empezó a respirar solo.
Sus condiciones cerebrales eran malas, pues no despertaba y apenas tenía uno que otro reflejo. Cada signo nuevo de reacción cerebral era festejado por médicos y enfermeras, hasta el día que Juanito pudo deglutir alimentos que tiernamente le administraba su madre. En esos días, Juanito pasó a una habitación. Para todos ya había perdido su nombre para llamarlo, a partir de esos días, Superman.
Superman permaneció algunas semanas más en el hospital; dio sus primeros pasos e hizo un intenso trabajo de rehabilitación.
El día que Superman se fue a su casa para continuar con la terapia física y de lenguaje, fue motivo de fiesta en el hospital. Cada persona de la institución sentía que había aportado con granitos de arena para que este angelito volara nuevamente a su hogar.
Los primeros años continué viendo la evolución de Juanito, que era más que satisfactoria; exceptuando ciertos defectos en la motricidad, su cerebro funcionaba normalmente.
Un día, mientras caminaba por uno de los corredores del hospital, un joven que llevaba de la mano a un niñito de unos 3 años se me acercó sonriente y me preguntó: “Doctor, ¿ya no se acuerda de mí? Soy Superman y este es mi hijito”. No pude contener las lágrimas y le di un fuerte abrazo que para mí duró eternamente. Luego besé a su hijito y nos despedimos. Casi automáticamente me dirigí a la capilla de hospital, me arrodillé y agradecí a Dios por ser médico, por haberme iluminado y por haber tomado la decisión de continuar, por última vez, la RCP, gracias a la cual Superman vivía y también su hijito. Día tras día me he preguntado qué me hizo tomar esa decisión.

Fragmento del libro ‘Todo lo que dijeron de mí es verdad’.

*Doctor en medicina, cirujano ortopédico.

12 mar 2009

Aprendiendo a enseñar Parte 1



No soy un buen orador, los que alguna vez me han escuchado entienden muy bien lo que quiero decir, esa debe ser una de las principales cualidades de quien enseña, que sus palabras se puedan entender claramente...
Pero Dios quiso que a lo largo de mi vida me tocar dirigirme a mucha clase de publico, desde niños hasta adultos, y que mis palabras rápidas y mal pronunciadas sean la herramienta para poder enseñarles sobre diversos temas que he logrado aprender.
Nunca olvidare mi segundo trabajo, claro la mayoría de la gente siempre recuerda el primero, pero en mi caso fue en el segundo donde empecé a aprender a enseñar.
Allá por el año 1994 era el boom de la computación, estaba en su apogeo WINDOWS 3.1 con sus utilitarios como MS WORD y MS EXCEl que reemplazaba a los programas basados en ambiente D.O.S. como Lotus, Qpro, Wordstar, etC, y yo que estaba recién graduado ya habia demostrado mi interes en estos programas asistiendo a diferentes cursos, por lo que estaba "al dia", lo que me permitio conseguir un trabajo temporal en una comercializadora de perfumes como digitador, tuve un muy buen desempeño en aquella labor, demostrando mis destrezas frente al monitor por lo que meses después de haber salido me llamo el dueño del negocio:
-Emilio, tu sabes manejar bien excel verdad?-, por supuesto le dije, -necesito un profesor para mis dos secretarias, te pago 150.000 sucres por un curso de 1 mes de 1 hora diaria, que dices?-, sabia que no era mucho dinero comparado con lo que cobraria un profesor de verdad, recuerden que eran programas nuevos y muy poca gente los manejaba, pero por otro lado mi sueldo de hijo era de 10.000 sucres, por lo que acepte gustoso, -eso si-, me dijo, -al final solo te pago si les tomo una prueba y ambas aprueban, sino continuas hasta que estén listas pero ya no te pago mas-, acepte y al siguiente día me presente listo a compartir mis conocimientos.
Después de un par de días comprendi lo que me había querido decir...
Ya no recuerdo sus nombres por lo que las llamare Vilma y Betty, iban a trabajar cada una pasando un dia por lo que nunca las tuve juntas, Vilma era muy inteligente, aprendía todo con una gran rapidez y eso hacia muy ameno las clases, Betty era todo lo contrario, no solo no entendía nada de lo que le decia sino que se molestaba y refunfuñaba todo el tiempo, lo que hacia de esa hora una eternidad, y al final estaba al igual que al principio...
Después de dos semanas Vilma habia aprendido ya todo lo básico para poder realizar sus funciones, pero Betty no podia hacer una simple suma, -como van mis chicas?-, pregunto el dueño, -ahi avanzando-, le dije, sin tener idea de cuanto tiempo me iba a tomar que Betty logre aprobar el examen.
Aquella noche, pensaba en que podia hacer, como solucionar, como le estaba enseñando?, entonces me di cuenta del error, les estaba enseñando igual a las dos, asumí que las dos tenían la misma capacidad de aprender, que las formulas que hacia ambas las veían igual, "groso" error, debía "personalizar" mis enseñanzas, diferenciar los ejercicios y enseñar a la misma velocidad que ellas aprenden.
Con la ayuda de Mtv Latino, pase el resto de la noche personalizando la clase para Betty, con ejercicios mas sencillos no avanzando hasta que todo vaya quedando claro coo el agua.
Después de un par de semanas ambas estaban listas para la prueba, y ambas la pasaron!.


*Personalizar... no todos tienen la misma capacidad de aprendizaje, un maestro enseña al ritmo que el estudiante va aprendiendo, y de la forma mas adecuada según el alumno "capte".

Osochungo...